La participación de la selección peruana en la Copa del Mundo de la FIFA – Rusia 2018 ha dejado una huella indeleble en el corazón de los peruanos. Queremos repetir.

La experiencia del seleccionado peruano de fútbol en el Mundial de la FIFA Rusia 2018 ratificó el poder que tiene el más popular de los deportes para despertar el orgullo nacional, enaltecer el espíritu de unión e impulsar la actividad económica en el país. Pero acaso lo más resaltante de esta experiencia es que nuestra selección nacional encendió el sentido de peruanidad de miles de niños y jóvenes con alegría, quienes vieron por primera vez los colores de su país junto a los 32 mejores equipos del planeta.

Si bien se ganó  experiencia durante la preparación y en los partidos del Grupo C ante Dinamarca, Francia y Australia; pese al buen juego, los magros resultados frente a los dos primeros equipos no nos permitieron pasar a la siguiente ronda. Sin embargo, nuestros jugadores han manifestado su compromiso para que esta sea la primera de muchas y consecutivas presentaciones del Perú en las próximas Copa del Mundo.

¿Qué hacer para jugar nuevamente el Mundial, un anhelo que se nos escapó de las manos durante 36 años? La Federación Peruana de Fútbol tiene un plan de transformación del fútbol peruano, que involucra el área deportiva pero, sobretodo, exige una profesionalización en la gestión, infraestructura y capacidades de los clubes de Primera División. En lo deportivo, la promoción de las divisiones menores se ubica como una de las prioridades, con el fin de que el país se convierta en una cantera de jugadores de exportación.

Justamente para precisar su discurso y difundir las acciones de este proyecto -entre la comunidad futbolística peruana, dentro de la Conmebol y en el entorno de la FIFA-, LUDENS fue convocado por la FPF. Así, organizamos toda la información del proyecto de profesionalización del fútbol nacional en una publicación: “La institucionalización de los clubes profesionales”, bajo responsabilidad de las gerencias de Licencias y de Comunicaciones. Esta incluyó un benchmark entre los equipos nacionales con sus pares de la región y también de las selecciones nacionales de distintas categorías.

Lo que nos quedó claro, luego de esa experiencia, es que el plan integral que está enarbolando la FPF no se puede detener. Pero también que -más allá de la escasez de infraestructura e insuficientes  recursos- las causas que durante décadas nos jalaron al fondo de la tabla en Sudamérica (ubicándonos entre el octavo y décimo lugar de los diez países de la Conmebol) son la obsesión con el corto plazo, la incapacidad dirigencial y la desorganización y mal manejo de nuestros clubes de Primera División.

Como todo cambio, en este proceso de largo plazo se pisarán callos y habrá una que otra patada artera luego de sacudir el status quo. Por ello, los hinchas debemos estar alertas. No podemos permitir que los dirigentes que no desean esta transformación estructural del fútbol nos arrastren otra vez más hacia esa espiral invertida que es garantía de fracasos. Quien asuma la conducción de la FPF tendrá que tener claro que su mandato es temporal y que se trata de una pieza más que debe contribuir en este largo proceso de consolidación de los objetivos señalados. Es un cambio necesario que nos permitirá tentar y disputar más copas sostenidamente.

El fútbol puede convertirse en un motor de cambio social y ayudar positivamente a la tansformación cívica que tanto reclama nuestra ciudadanía. Para eso también es el deporte. Así los abrazos de gol tienen más sentido. Como no vamos a querer ver a Perú en cada mundial. ¡Arriba Perú!